lo que dice el gringo

En noviembre o diciembre de 2003, un sábado, a las 2am (post-Deck), primera conversación entre vos y yo

G: “Yo soy Camilo Botero y creo que deberíamos hablar” … en este momento Juangui se cogió la cabeza y dio un paso atrás, cualquier cosa podía pasar.

R: “Yo sé… cuando quiera” … nos sentamos en una acera y me invitaste a un cigarrillo.

Ese primer día, me hace pensar en lo alucinante que es la forma como nos pasan las cosas.

Nos encontramos en unas circunstancias más que incómodas, y miranos hoy.

Obvio, no el hecho escueto de encontrarnos; mejor podría decir encontrarme yo con vos, porque con otro las cosas mínimo habrían terminado en amenaza verbal tipo “no te le volvás a acercar” (con una probabilidad de casi 98%... ojo pues, tampoco estoy diciendo que dos de cada cien son como vos… pero quien sabe… ojalá).

Admiro y agradezco la forma desinteresada en que te entregás y nos das a todos algo (siempre diferente) que nos hace un poco más felices; envidio que seás capaz de hacer eso y sigás siendo libre y apasionado.

Sin miedo puedo decir que ha sido un privilegio para mí conocerte.